No hay galletas para los duendes

No hay galletas para los duendes

Amenaza con llegar el invierno con anticipación y tres hambrientos amigos duendes se desviven para buscar provisiones... y habrá problemas. No solo en una ocasión.

Antes los duendes recolectaban, comían y vivían de las bayas y las setas que encontraban en los bosques. Pero como ahora los humanos están cogiéndolas y arrasan con todo, ellos se ven obligados a robar comida... Llega el frío, y el camping al que suelen acudir queda desierto en invierno. Esto les ha creado un grave problema: tienen mucha hambre y deben sobrevivir. Finalmente, en una caravana logran encontrar algo de alimento, pero los malvados duendes blancos se lo roban. Bisbita, Cabeza de Fuego y Sietepuntos deberán descubrir dónde está la guarida de estos para intentar recuperarlo. Pero ¿cómo podrán hacerlo, si no logran vencer el pánico que tienen a la gran rata que cabalga el cabecilla?

Un invierno húmedo y frío entró en la cueva de Bisbita y la despertó. El viento hundió sus dedos gélidos en las hojas y plumas bajo las que Bisbita se había acurrucado confortablemente y las dispersó. Bisbita se incorporó adormilada y bostezó profusamente. Después sus ojos somnolientos atisbaron hacia afuera parpadeando. Su cueva estaba situada muy arriba en un viejo roble, y en invierno oteaba desde allí el bosque hasta muy lejos, entre los árboles desnudos. Pero aún no había llegado el invierno.