La copa de plomo y oro

La copa de plomo y oro

En un mundo de elfos, sirenas y trolls, la auténtica magia está donde menos te lo esperas...

Es invierno en la ciudad de Londra y la joven Tabetha sobrevive buscando tesoros en las fangosas orillas del Támesis a pesar de la nieve. El día de Nochebuena, un siniestro desconocido le ofrece tres monedas de plata a cambio de que encuentre y le entregue el trozo que completaría un objeto mágico de valor incalculable: la misteriosa copa de plomo y oro...

Había estado nevando durante toda la noche, los copos arremolinándose sobre Londra como si las estrellas cayeran del cielo para hacer brillar la ciudad en Nochebuena. La nieve habíía cubierto las calles adoquinadas con un manto tan grueso que acallaba todos los ruidos que hacía la ciudad mientras se despertaba, y su suavidad hacía que Tabetha casi olvidara el frío que notaba bajo sus zapatos viejos. Las estrechas callejuelas por las que pasó para ir hasta la orilla del río eran las mismas de cada día, pero hoy las mugrientas casas que las bordeaban parecían sacadas del escaparate de una pastelería: los tejados glaseados, las chimeneas dejando escapar nubes de azúcar glas al cielo que palidecía lentamente. Tabetha a punto estuvo de creer por un momento que cuando la nieve se derritiera se llevaría toda la fealdad y la triste- za que había debajo. Quizá entonces emergería Londra como ese lugar brillante y mágico del que su madre le hablaba cada noche cuando aún vivían en el pueblo de la costa.