Lea Wowra Científica marina y periodista de la Cuenca del Ruhr, Alemania

Lea Wowra nació en 1999 en la Cuenca del Ruhr, donde también creció. Desde que terminó la escuela, sin embargo, ha vivido sobre todo en Sudáfrica y en el Reino Unido. Es oceanógrafa de formación, periodista freelance y, desde hace poco, escritora e ilustradora en ciernes.

Le interesan, especialmente, las formas en que lo que ocurre bajo la superficie del océano nos interpela como especie; aunque a veces -dice- basta con una buena historia. Mejor aún si transcurre en el agua, junto al agua o bajo ella. Desde 2025 reside en Berlín.


¿Qué te llevó a tu arte/trabajo?

En casa, cuando salíamos de vacaciones, nunca faltaban las aletas ni la máscara de buceo. Desde muy pequeña me sentí a gusto en el agua. También escribía, dibujaba y pintaba todo el tiempo. Después de un voluntariado en una reserva natural en Sudáfrica, empecé a fijarme más en el modo en que las personas se relacionan con la naturaleza. Aquello marcó el rumbo: estudié antropología ambiental y ciencias marinas, me formé como periodista y, a la vez, seguí llenando estuches de lápices. Hoy intento entrelazar la escritura, la ciencia y la ilustración en un solo gesto creativo.

¿Cómo surgió la oportunidad de participar en el programa “Artistas en Residencia” de Cornelia?

Durante la carrera -en pleno confinamiento por la COVID19- participé en un seminario de periodismo en el que debía hacer un retrato de Cornelia. Lo que empezó como una entrevista acabó convirtiéndose, sin plan previo, en una conversación sobre mi propio trabajo. Fue entonces cuando Cornelia me invitó a Volterra. Tardé un poco en llegar, pero finalmente estuve allí por primera vez en el verano de 2024. Todavía me cuesta creer que forme parte de esa comunidad.

¿Cómo fue tu estancia en la finca de Cornelia en Volterra? ¿Encontraste inspiración allí?

En el terreno de Cornelia una siente que todo es posible. Quizá tenga que ver con ese horizonte amplio que ofrece el paisaje toscano: se piensa distinto cuando la vista no encuentra límites. Pero también influye el ambiente del lugar, tan generoso, tan lleno de gente interesante. La naturaleza, además, impone su presencia. Entre una frase y otra pueden cruzarse una lagartija verde, un abejaruco o una mariposa colibrí. Y, pese a estar en lo alto de una colina, no me sentía lejos del agua: si se presta atención, es fácil encontrar fósiles de ostras y vieiras incrustados en la piedra.

¿Qué te llevaste a casa desde allí?

Sin Cornelia, quizás no me habría atrevido a tomármelo en serio. Me refiero a la posibilidad de hacer de la creatividad algo más que una afición. Ella tiene el don de dar confianza.

También me llevo personas, amistades nuevas con las que compartir preguntas, proyectos y silencios. Y, por qué no, una dosis saludable de ambición desmesurada.