Olivia Sullivan Ilustradora y autora de cómic originaria del Reino Unido

Olivia Sullivan, ilustradora y autora de cómic originaria del Reino Unido, centra su obra en la exploración de paisajes oníricos y elementos de lo surreal. Ha sido finalista de los World Illustration Awards y ha diseñado portadas de discos para bandas emergentes de la escena independiente, como Greet Death. Sus cómics han sido publicados por editoriales independientes y figuran en diversas antologías, entre ellas algunas de la editorial Z2 Comics. En la actualidad trabaja también como artista conceptual para el videojuego Gecko Gods, y prepara una novela gráfica cuyo lanzamiento está previsto para 2026.

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¿Qué te llevó a tu arte?

Desde que tengo memoria, he dibujado y escrito historias. Me inspiraron los cómics británicos de humor como The Beano y The Dandy, y ya de niña solía inventar mis propias historietas. La música ha sido también, desde siempre, un elemento esencial en mi proceso creativo: la poesía de las letras y la estructura de las canciones estimulan tanto mi escritura como mi imaginación. Crecí además viendo Cartoon Network y Nickelodeon, con sus personajes desbordantes y tramas inusuales que se atrevían a romper moldes; eso es algo que, aún hoy, intento replicar en mi trabajo. Tras terminar la escuela, decidí consagrarme profesionalmente al arte, y me formé en la University of the Arts London (BA) y más tarde en el Royal College of Art (MA).

¿Cómo surgió la oportunidad de participar en el programa “Artistas en Residencia” de Cornelia?

Fue una amiga mía, la artista Ayesha Gamiet, quien me habló del proyecto impulsado por Cornelia y me animó a mostrarle mis trabajos. Nos reunimos en la Toscana y pudimos conversar sobre mis ideas. Estoy profundamente agradecida por aquella invitación: fue una experiencia de intercambio genuino con otras personas creativas, de conversaciones significativas, de exploración del entorno natural y también de colaboración cotidiana, incluso en el acto de cocinar juntos. Nunca antes había vivido una experiencia artística de esa índole, y la recuerdo con enorme afecto.

¿Cómo fue tu estancia en Volterra? ¿Encontraste allí inspiración?

Me alojé en Mulinaccio, aunque acudía con frecuencia a Fraggina para compartir tiempo y diálogo con Cornelia y el resto de artistas del programa. Durante aquella semana en la Toscana, me entregué por completo al trabajo en mi novela gráfica. La riqueza de la flora y la fauna locales estimuló mi imaginación, alimentando la creación de mundos ficticios. Al mismo tiempo, el entorno ofrecía una paz propicia para abordar, desde la quietud, una temática íntima y compleja como el duelo y la gestión de emociones difíciles.

¿Qué te llevaste de vuelta a casa?

La posibilidad de dedicarme de manera exclusiva a mi proyecto personal fue, para mí, un privilegio poco frecuente. Durante la residencia desarrollé una rutina de trabajo más coherente y constante, que pude mantener también tras mi regreso. Aprendí a estar más presente en el aquí y ahora, a observar con mayor detenimiento la naturaleza que me rodea, y a concederme tiempo. En la vida diaria, es fácil postergar los proyectos propios por el peso de encargos y obligaciones externas. La estancia en la residencia me permitió reajustar mis prioridades y recuperar claridad respecto a lo que realmente deseo crear.