Valeria Docampo Ilustradora de Buenos Aires, Argentina

Siempre me han gustado los libros para niños. Estudié Bellas Artes y Diseño Gráfico. Después de un tiempo trabajando, redescubrí los libros para niños. Así que intenté hacer algunas ilustraciones yo misma y se las mostré a diferentes editoriales. Por suerte, les gustó mi trabajo. Casi sin darme cuenta, dejé de ser diseñadora gráfica y me convertí en

ilustradora de libros infantiles. Los libros ilustrados me permiten contar una historia y dibujar al mismo tiempo.

Realmente no tengo un día típico de trabajo. En todo caso, la rutina la dicta el horario de mi hija de cinco años, que tengo que llevar y recoger de la escuela. Mi jornada laboral comienza alrededor de las 9 de la mañana. La mayor parte del tiempo trabajo en el ordenador, respondo correos electrónicos o hago trabajo administrativo, porque eso también es parte de mi trabajo. Dependiendo del proyecto en el que esté trabajando, dibujo o pinto antes del mediodía. Cuando el tiempo lo permite, salgo a correr, nado o camino. Por la tarde trabajo hasta las cinco, escuchando música o un podcast. Después de la cena, cuando mi hija está dormida, sigo trabajando en casa un poco más. Luego, principalmente desarrollo ideas o hago pequeños bocetos.

Shaun Tan, Lisbeth Zwerger, Ana Juan

No me acuerdo, probablemente porque daba mucho miedo.

¡Shaun Tan!

Cuando busco ideas, necesito mucho silencio. Pero cuando estoy ilustrando, realmente disfruto escuchando historias. Pueden ser libros de audio o pódcast.

Para la lluvia de ideas: mi bañera. Para dibujar: mi cama. Para pintar: mi estudio.

Creo que todas las ilustraciones del libro Tout au bord. Es mi libro favorito.

Hornear pan o cocinar, jugar con mi hija, tomar café con mis amigos, hacer música con mi novio que toca la guitarra, etc.

Lo que más me gusta de mi trabajo es que siempre me lleva a lugares inesperados. Cada manuscrito es diferente y es una invitación a crear un mundo nuevo.

No estoy seguro. Quizás la capacidad de tocar a las personas y despertar fuertes emociones en el espectador con las imágenes.

¡Seguramente! Trabajé en algunos libros durante años. Creo que lo más útil es salir a despejarse un poco. Dejar que el trabajo descanse un rato y reconecte con la realidad, con las personas y las cosas. Y lo más importante: sin ordenador ni llamadas telefónicas.