Santiago Arboleda Ocampo Músico y psicólogo de Pereira, Colombia

Mi madre me animó desde pequeño a tomar clases de música. Con el tiempo, me apasioné por todo tipo de instrumentos y estilos musicales: latinoamericano, rock, pop, folk y todo lo que hay en medio. Sin darme cuenta, la música se convirtió en una forma de expresar emociones, amor y espiritualidad para mí. Me permitió expresar sentimientos para los cuales no encontraba palabras. Incluso en momentos en los que anhelaba compañía, la música estaba allí. Tocaba en bandas, cantaba en coros y conocí a las personas que más quiero. Hoy, soy miembro de varios coros, compongo y produzco, y la mayoría del tiempo estoy cantando o marcando un ritmo con mis dedos. La música ejerce sobre mí una fuerza magnética, y soy más feliz cuando la tengo cerca.

En el marco del evento colombiano LIJPE, un maravilloso festival literario que se organizó aquí en Pereira, participé en una conferencia virtual con Adolfo Córdova, quien en ese momento residía como Artista en Residencia en la granja de Cornelia en Malibú. Cornelia saludó a todos los participantes y luego nos sorprendió a todos con su generosa oferta, como la de Adolfo, de pasar un tiempo como Artista en Residencia con ella. Debíamos presentar una contribución artística al libro de Adolfo "El dragón blanco y otros personajes olvidados" y Cornelia invitaría a la persona cuyo trabajo les gustara más a Adolfo y a ella.

Participé con una composición para una historia del libro de Adolfo: “La hermosa niña de pelo turquesa”. La historia trata sobre una niña que también es un hada. Baila alrededor de un ejército transformando a los guerreros en un bosque. Intenté conectar ambos temas: con tambores de marcha y cuerdas, que contrasté con una melodía delicada y cristalina. ¡Y les gustó! Fui invitado junto con otros ocho artistas y fue un tiempo maravilloso.

¡Desde luego! Sobre todo, me permitió reducir el ritmo y recargar pilas. Así, pude escuchar mejor para también componer mejor. Podría cantar o escribir sobre cada rincón y cada persona en Fraggina, pero es importante tener una mente tranquila para absorber todo eso. Los primeros días estaba preocupado de no ser capaz de crear algo bueno, pero con el tiempo llegaron las ideas. Fue de gran ayuda que todos allí me apoyaran y estuvieran dispuestos a conversar.

Aparte de algunas piedras peculiares que encontré en el camino, regresé con más energía para hacer música y relacionarme con otros entusiastas del arte. Y nuevas ideas para canciones en las que estoy trabajando. Además, como mencioné, la pausa. Y, por supuesto, maravillosos recuerdos de mi tiempo en Fraggina e Italia.