Elara y el grifo de las paginas perdidas
Escrito por Luna Ruiz
En el oscuro y tortuoso callejón de Grimaldi, donde las sombras parecían susurrar secretos y los adoquines eran testigos de tiempos pasados, vivía una niña llamada Elara.
Aunque pequeña de tamaño, Elara poseía una curiosidad insaciable y un corazón valiente. Desde que podía recordar, había sentido un vínculo especial con los libros. Los volúmenes antiguos y empolvados parecían cobrar vida en sus manos, sus páginas susurraban historias de tierras lejanas y tiempos olvidados, y sus ilustraciones parecían danzar ante sus ojos.
Un día, mientras exploraba la librería de su abuela, un libro de aspecto antiguo y misterioso llamó su atención. Estaba escondido detrás de otros, como si guardara un secreto. Al abrirlo, una ráfaga de viento helado sopló, apagando las luces. A tientas, Elara buscó una vela y la encendió, iluminando la habitación con un resplandor dorado.
Al volver a abrir el libro, las palabras comenzaron a temblar y a moverse, formando una imagen en la página. Sin previo aviso, la imagen cobró vida y un grifo, majestuoso y aterrador, saltó de la página, revoloteando sobre su cabeza antes de posarse en la mesa, reduciendo su tamaño.
Elara estaba asombrada pero no asustada. Sabía que el grifo era un ser de las historias, y estaba emocionada por la aventura que estaba por venir. Con una sonrisa decidida, acarició al grifo y ambos se adentraron en las páginas del libro.
El mundo de la imaginación y la fantasía estaba abierto ante ellos, listo para ser explorado. Juntos, se embarcaron en una aventura a través de reinos mágicos y tiempos olvidados, superando desafíos y desentrañando misterios.
Y aunque Elara sabía que las historias deben llegar a su fin, también sabía que siempre habría otro libro, otra aventura y otro mundo por descubrir. Con cada página que volteaba, no solo se volvía una gran lectora, sino también una soñadora valiente y una narradora nata.
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