¡Apártate de Mississippi!
Dolly tiene una enorme sorpresa para las vacaciones de su nieta Emma: un caballo con el curioso nombre de Mississippi. Pero el baboso y avaricioso “Aligator” amenaza la felicidad veraniega.
Emma no se lo puede creer: ¡acaban de regalarle un caballo de verdad! Es Mississippi, la yegua del difunto don Juan Sotobrante; sólo su abuela Dolly, cuya casa es un auténtico albergue para animales abandonados, podría hacerle un regalo tan alucinante. ¡Seguro que con Mississippi éstas van a ser unas fantásticas vacaciones, llenas de emoción y aventuras! ¡Y claro que lo van a ser!, mucho más de lo que Emma se hubiera podido imaginar jamás. El odioso sobrino de Sotobrante, al que Emma y sus amigos Max y Leo apodan el Caimán, después de vender la yegua a Dolly por una buena cantidad de dinero, quiere recuperar a Mississippi cueste lo que cueste, llegando incluso al chantaje y al secuestro. Pero ¿por qué querrá recuperarla ahora? ¿Guarda este repentino interés alguna relación con la lectura del testamento de Sotobrante? Todo se complicará aún más cuando Tom y Jerry, dos de los perros de Dolly, desaparecen misteriosamente.
- Publicado por primera vez 2003
- Edad A partir de 10 años
- Ilustraciones de Cornelia Funke
- Editorial Ediciones Siruela
Al bajar del autobús, Emma cerró los ojos y respiró hondo. Sí. Así tenía que oler. A estiércol, a gasolina y a tierra húmeda. A vacaciones de verano en casa de su abuela Dolly. Emma se echó la mochila a la espalda y cruzó a saltos la calle. Escupió en el estanque del pueblo, se metió en dos charcos y se plantó delante de la puerta del jardín de su abuela. Todo estaba igual que siempre. La pintura se desprendía de la vieja casa y en las jardineras de Dolly no crecían geranios, sino lechugas. Su coche tenía una abolladura más y el gato negro apostado encima del cubo de la basura aún no conocía a Emma. Sin embargo, la desvencijada mesa del jardín situada debajo del nogal estaba preparada, como siempre, para darle la bienvenida. Las gallinas vagaban con andares torpes por la hierba, y Tom y Jerry, los viejos perros de su abuela, dormitaban tumbados delante de la puerta abierta de la casa. Ni siquiera levantaron el hocico cuando Emma abrió de par en par el portón del jardín y corrió hacia la vivienda.
La idea para "Apártate de Mississippi" se me ocurrió en Venecia... no es necesariamente el lugar en el que se piensa al leer esta historia.
Me vino a la mente en el vestíbulo del Hotel Gabrielli Sandwirth. Fuera, acababa de comenzar a nevar, lo que supone un espectáculo para la vista en la Ciudad del Agua. Otra inspiración fue mi vida, entonces, con la familia, perro y caballo islandés en medio de los campos y prados de las afueras de Hamburgo, a pesar de que Hamburgo-Sasel y Ohlstedt no son pueblos como ese en el que vive Dolly. Y en cuanto al sueño del Sr. Clipperbush de mudarse a Estados Unidos, bueno, probablemente había estado soñando lo mismo que ya en aquel entonces. Primero pensé que la idea había surgido de mi amor por Tom Sawyer y Huckleberry Finn. A menudo me sucede que la historia sabe más acerca de mi futuro que yo misma. Es algo muy extraño.