Daniel Lopez Músico y profesor de idiomas
Daniel nació y creció en Pereira, la capital de la región cafetera de Colombia. Después de recorrer diversos caminos en su vida, tanto en el ámbito técnico como en el ecológico, finalmente encontró su lugar en la música. Como músico, tuvo la oportunidad de conocer a personas inspiradoras, compartir su cultura y visitar lugares como Fraggina.
¿Qué te llevó a la música?
Mi padre ama apasionadamente la música. Aunque él mismo no es artista, me enseñó a amar la música y simplemente a cantar en todo momento. A los 18 años, cuando me sentía un poco perdido en la vida y no sabía bien en qué dirección ir, compré una guitarra con mi primer sueldo. Y con eso, todo mejoró. Aprendí a tocarla y a cantar y formé mi primera banda, una banda de punk.
Toqué junto a muchas personas diferentes, descubrí lo que se puede hacer con una guitarra y muchos estilos distintos, desde hardcore hasta bambuco y vals, música tradicional colombiana.
Actualmente, intento desarrollar algo musicalmente para transmitir mi cultura y mis raíces de una manera moderna.
Como trabajo como profesor de español, tengo un gran interés en el potencial comunicativo de la música: letras, sonidos y otros elementos. Todo eso trato de incorporarlo a mis composiciones y en mis actuaciones.
Ahora bien, la música no es mi trabajo principal, por lo que hay fases en las que no me dedico tanto a ella. Así que a veces surge una distancia entre la música y yo. Y así ocurrió durante un tiempo antes de viajar a Fraggina.
¿Cómo surgió la oportunidad de participar en el programa "Artistas en Residencia" de Cornelia?
Puede sonar a que mi trabajo como profesor se interpone entre la música y yo, pero en realidad fue mi profesión la que me llevó a Fraggina.
En 2020, participé como profesor en el seminario de literatura infantil y juvenil LIJPE. En una de las conferencias, conocí a Cornelia.
Ella hizo un llamado para contribuir artísticamente al libro de Adolfo Córdova: "El dragón blanco y otros cuentos". Los ganadores fueron invitados a la casa de Cornelia en Fraggina.
No había hecho música durante años, pero eso me motivó y así comencé a componer una canción.
Mi canción no estuvo lista a tiempo para la fecha límite, así que me rendí y no envié ninguna solicitud. Para mi sorpresa, el plazo se extendió y continué trabajando en mi composición.
Sin embargo, como estaba en la fase final de un proyecto de investigación en la universidad, tampoco pude cumplir con la segunda fecha límite.
Pero sucedió el milagro y el plazo se extendió una vez más y esta vez logré terminar mi canción.
Un día de octubre recibí una llamada: había sido seleccionado y pude viajar a la Toscana.
¿Cómo fue tu estancia en la finca de Cornelia en Volterra? ¿Encontraste inspiración allí?
Cuando llegué a Fraggina, estaba un poco nervioso porque había estado fuera de la práctica musical por un tiempo. ¿Sucedería algo?
Pero en el momento en que entré al estudio por primera vez, supe: ¡Este será mi lugar!
Pasé mis noches y amaneceres allí, trabajé hasta las 3 de la mañana, porque había reencontrado lo que me faltaba cuando me alejé de la música: inspiración, el deseo de componer y muchas grandes ideas.
Dormía en el estudio, comía en el estudio. Ese espacio se convirtió en mi cueva, los instrumentos en mis colegas. Compuse, edité y grabé ¡TRES CANCIONES durante ese tiempo!
Fraggina me dio algo que no olvidaré y sueño con regresar algún día con una actuación propia.
¿Qué te llevaste de vuelta a casa?
Desde que regresé a Colombia, sueño con el día en que vuelva a viajar a Fraggina.
Estuve allí una semana y eso fue suficiente para redescubrir mi inspiración y mi talento para la música. Quiero conservar eso y trato de alcanzar lo que anhelo como artista.
Pero no solo reencontré mi talento artístico.
Cornelia nos cuidó a mí y a los otros artistas, como una madre, y disfrutó con lo que descubrimos y creamos allí. Me visitó en el estudio y presenció mi loco proceso de trabajo.
También conocí a Adolfo allí, quien se ha convertido en un hermano de por vida para mí. Lo admiro y aprecio mucho.
Eso y mucho más, que no puedo expresar con palabras, me llevé a casa. Y espero poder llevar todo eso siempre en mi corazón.