Hugo atrapado en la ciénaga
Un olor pestilente inunda el aire. La niebla, cada vez más densa, va cubriendo el pueblo. Unos gritos ensordecedores rompen la noche. Las calles se abomban, el suelo se agrieta. Y el lodo comienza a tragarse las casas. Sobre El Cenagal pesa una terrible amenaza.
Un olor pestilente inunda el aire. La niebla cada vez más densa va cubriendo el pueblo. Unos gritos ensordecedores rompen la noche. Las calles se abomban el suelo se agrieta. Y el lodo comienza a tragarse las casas. Sobre el cenagal pesa una terrible amenaza. Eloína Tom y Hugo viven una auténtica pesadilla enfrentarse con Zargorota un espíritu diabólico redeado de fantasmas de todas las categorías.
- Publicado por primera vez 2003
- Ilustraciones de Cornelia Funke
Tom tenía muy buen olfato. Sin embargo, aquel día le falló. Debería haber sospechado del profesor Adulón nada más entrar en su enorme y penumbroso despacho.-Siéntate, Tomsky -le dijo mientras tomaba un sorbo de su taza de café. Hacía sólo un mes que el profesor Adulón pertenecía al tribunal examinador de la Asociación de Cazafantasmas. Tom no le había visto nunca.-Tú eres ese chico que trabaja con Eloína Comino, ¿no es cierto?Tom asintió. Los ojos del profesor eran de una claridad singular, casi incoloros, como todo en él. Su piel era extremadamente pálida y su escaso cabello, enrollado alrededor de su cabeza calva, tenía el color del barro seco.
Otras entregas de la serie »Hugo y los cazafantasmas«